Las arpías eran tres horribles monstruos alados con cabeza y pecho de mujeres envejecidas y con cuerpo, alas y garras de buitre. Las arpías eran repugnantes, emanaban unos asquerosos efluvios y corrompían todos aquellos alimentos que tocaban. Existían una gran cantidad de arpías aunque no todas son conocidadas. Entre ellas cabe nombrar a Aelo, que significaba borrasca y se caracterizaba por su vuelo veloz; a Celeno, oscura como las nubes de tormenta y la más malvada de todas; y a Ocípete, la que poseía la mayor furia.
La localización geográfica de la residencia de las arpías es difusa, se pensaba que podían vivir en las islas Estrofiades, también llamadas islas del Regreso, dentro del mar Jónico, o en pasadizos subterráneos de Creta. Cuando las arpías volaban eran tremendamente veloces, este hecho, unido a los males que portaban, provocó que se las considerase similares a los vientos tormentosos.
Las arpías fueron confundidas en algunos momentos de la historia con las sirenas, con las gorgonas y con las grayas, relaciones todas ellas que vienen dadas por su maldad y su deformidad, y por moverse en tríadas. Se cree que el mito de las arpías surgió a raíz de una plaga de langostas que arrasó toda Asia menor, después Grecia.
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